La Bonga

El 5 de abril de 2001, poco después de una masacre cercana a manos de paramilitares de derecha, dos extraños encapuchados ingresaron al pueblo agrícola de La Bonga y entregaron una carta. La nota acusaba al pueblo de simpatizar con las FARC, el grupo guerrillero más grande de Colombia. A las personas se les dio 48 horas para irse o ser desalojadas a la fuerza. Y así, la totalidad de La Bonga, 150 familias, huyeron ese mismo día. La mayoría se reasentaron en pueblos cercanos que se encuentran a tres horas de distancia caminando arduamente. Con el tiempo, la jungla que rodeaba su pueblo se lo tragó por completo. Existe poco más que recuerdos; toda una generación sólo conoce su lugar de nacimiento a través de las historias de sus padres y abuelos. Muchos ven a La Bonga como una tierra mítica que se ha desvanecido. Casi veinte años después, impulsados por los tenues acuerdos de paz colombianos y liderados por la única persona que ha intentado volver a vivir allí —María de los Santos—, los pobladores deciden resucitar una fiesta en honor a su patrona, Santa Rosa. El festival actúa como un vehículo para reunir a la gente en La Bonga por primera vez desde su desplazamiento. Sin embargo, para hacerlo realidad, deben enfrentarse a la jungla para recuperar su hogar mientras intentan reconstruir un lugar que ya no existe.